28 de abril de 2006

Vuelo de hélices

Ayer, por motivos de trabajo, me tuve que marchar a Valencia, y como pagaba la empresa, me tocó ir en avión, como si fuera un "alto ejecutivo" (lo de alto lo sé, por que mido cinco EDUS, medida oficial de Saconia, para todo uso).
Como la empresa sigue creciendo, no nos suben el sueldo, pero en cambio, nos dan unas cartas (de papel del bueno, ahi, gastandose las "gallinejas") cada cierto tiempo, felicitándonos por nuestra marvillosa labor y contándonos los beneficios que van obteniendo (que se los deben gastar en estas cartas, por que no vemos un duro). Y por lo tanto amplían oficinas, y en este caso tocaba montar una nueva oficina en Valencia. Asi que me fuí para allá.
En el vuelo de ida, salimos desde la nueva T4 de barajas (ya la usé en el viaje a Londres, pero en aquel caso eran otras puertas de embarque que estaban a tomar por culo, y te obilgaban a coger un chucu-tren cuyo trayecto duraba unos 10 minutillos... bendito progreso), que vista con tranquilidad es bastante bonita, muy diáfana y con la curiosidad de que, desde cualquiera de los dos extremos, se puede ver el degradado de color que tienen los pilares. A parte de los techos de madera, hechos con somieres de láminas que les han tenido que salir carísimos... ;), bueno, al temas que me despisto y me pongo a desvariar... es que hoy es viernes de puente!!!

En la puerta de embarque me sorprendió que nos llevaran a un autobús, pues todas las puertas tenían aviones enganchados a los "fingers", menos la nuestra. El autobús nos condujo a un grupo de tres aviones , dos reactores pequeños y otro más o menos del mismo tamaño, pero de !! HÉLICES!!, que casualmente era el nuestro.
Igual muchos de vosotros habéis viajado en aviones de este tipo, pero para mí era la primera vez que recurría a este primitivo medio de desplazamiento aéreo. :)
Os cuento las sensaciones diferentes con respecto a otros vuelos en aviones con motores de turbina (o como se diga), normales, como el de vuelta a Madrid:
La mayor diferencia es el sonido, más parecido a un cortacesped que a otra cosa; también cabe destacar los baches del asfalto, que se notán muchísimo; en el despegue es más brusco que los otros; durante el vuelo, las turbulencias hacen que parezca un autobús circulando por el "maravilloso" asfalto madrileño, aunque lo más bonito era que su cota de vuelo está por debajo de las nubes, y se puede ir viendo todo el tiempo la tierra, e imaginarte los lugares por los que vas pasando (joder!, si es que no les ponen los nombres como en los mapas!!). Lo más divertido vino cuando llegó la hora de descender, muchos conoceréis la sensación de vacío que provoca una caida, pues en este avión la sensación duró como un minuto, luego sacó el tren de aterrizaje y sin darnos casi cuante estábamos tocando tierra, bajando del avión y yéndonos a currar.
Para resumir y no llevar a nadie a engaño, el vuelo, aunque más movidito, mola más que en avinones convencionales, los asientos son más cómodos (me caben las piernas!!!), y el tiempo de embarque /desembarque es mucho menor, y para colmo, son capaces de planear!.

En cuanto al montaje de la oficina, no tuvo mucho más que la instalación del Router y del Accespoint. Preparar los equipos y la impresora para la nueva red, y listo.
Casi tardé más en tiempos de espera de aeropuerto que en el tiempo que me llevó la oficina...
Por suerte me llevé a mi compañera de viaje, la PSP y me estuve pegando unos vicios en las esperas, robando coches y haciendo misiones para el crimen organizado.. :)
Saludos!

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