16 de agosto de 2006

Piratas

El día 13, que coincidía con el de mi cumpleaños, decidimos ir al cine, a ver la secuela de la entretenidísima película de Piratas del Caribe. Nada más sentarme en la butaca me asalta la terrible duda, provocada por algún comentario sobre dicha cinta, de si habrá merecido la pena pagar el desorbitado precio que cuesta la entrada para ver esta secuela.
Comienza bien, por lo menos los personajes son los mismos, uf!... pero de repente la película da un giro argumental un tanto extraño e inexplicable (como sacado de la manga de algún ilusionista), pero que sirve de excusa para que nos puedan mostrar unas cuantas escenas de acción pirata. No voy a explicar nada para no chafar la peli a nadie.
En cuanto a los malos, en Galicia no habrían durado nada de nada. Y aquí, tienen ciertos poderes, más nebulosos y menos claros que los malosos de la primera, que todos sabíamos claramente que eran inmortales, y que de noche, a la luz de la luna, tenían la apariencia de cadáveres ambulantes. Los malvados de esta entrega, en cambio, son un híbrido de ser humano y seres de las profundidades mezclados al tun-tún, en plan ensalada, que según avanza el filme van variando (hay que fijarse) levemente. La verdad es que dan un poco de lástima.
Y lo peor de toda la película es el final, del que no voy a desvelar nada, pero que me dejó francamente sorprendido y decepcionado.

Como conclusión solo puedo decir que, globalmente, la película me ha decepcionado, si bien tiene acción, que visualmente me ha encantado, y ciertos toques de humor, carece de un argumento tan sólido como el de la primera y da la impresión de que no se ha cuidado tanto el texto como los efectos especiales (o los números contables a efecto de recaudación).
Si tienes una buena pantalla de TV, y unos buenos altavoces, ahórrate lo que cuesta, si no, aunque sólo sea por disfrutar de los sonidos del Kraken tendrás que darle un sablazo a tu cartera...

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